Con la cinta "Caché", ganadora de Cannes y parte del inminente Festival de Cine de Santiago, la actriz vuelve a ocupar su lugar en la realeza de las pantallas francesas. A los 42 años, Binoche está mejor que nunca. "Los 40 es sólo el inicio", dice la estrella.
Ernesto Garratt Viñes
Revista El Mercurio
Chile
Misceláneas Binochéticas
Francois Mitterand, el hombre más poderoso de Francia en 1993, se rendía ante el poder de una frágil mujer de 1,68, tez blanca, cabello negro y ojos café. Y esa mujer, Juliette Binoche, no había hecho nada premeditado para tener semejante hombre y poder a sus pies. Tan sólo protagonizar "La insoportable levedad del ser" (1988) y un puñado de filmes desgarradores y en donde la actriz llenaba toda la pantalla con "su casi etérea belleza e inocencia", como anotaba perplejo el influyente crítico de cine Roger Ebert ante el descubrimiento de un gran talento galo.Francois Mitterand invitó a cenar a esta hermosa hija de un escultor y una actriz, sin una razón aparente. Y cuando la prensa le preguntó al presidente con qué motivo había extendido la invitación, la diplomacia de Mitterand no fue nada de diplomática: "Cada noche sueño con que la beso y la verdad la quiero para que sea mi amante", respondió con una honesta picardía.Binoche, por supuesto, declinó la oferta sin hacer escándalos ni aspavientos. Como una dama dijo que no. No por nada es conocida en Francia como La Binoche, la reina del cine francés. Pero eso no impidió que siguiera haciendo lo que mejor sabe: actuar y sacar suspiros. Ahora, a los 42 años, Binoche sigue, un clásico del cine francés, removiendo pisos con "Caché": una notable película que se puede ver en el Festival de Cine de Santiago y que se llevó laureles en Cannes versión 2005 (Michael Haneke fue elegido mejor director). Acá Binoche encarna a una esposa, madre y dueña de casa ejemplar. Con una vida ejemplar junto a su marido (Daniel Auteuil), el animador de un programa de TV sobre libros. Qué mejor.Pero su estabilidad comienza a trizarse cuando aparece una serie de videos con imágenes que espían la rutina de la familia. El frontis de su casa. Un seguimiento al marido. Y la paranoia se apodera de los personajes frente a este acto de insano voyerismo. "La visión de Haneke frente a este cuadro es lo que me convenció de protagonizar esta historia. Es intimidante ser espiado y no saber quién lo hace", ha dicho la actriz, de nuevo en la cresta de la ola gracias a este y una serie de proyectos en el futuro cercano.Una infancia dura. "Me gusta la diversidad y la sorpresa", ha declarado Binoche, madre de dos hijos y vaya sí que ha tenido sorpresas en su carrera. De hecho, nunca esperó ganar un Oscar por "El paciente inglés", el primero que obtenía una actriz francesa en más de 40 años; ni ser la mejor intérprete pagada de Francia; ni trabajar con los realizadores más importantes de Europa como Jean Luc Godard o los fallecidos Krzysztof Kieslowski ("Bleu") o Louis Malle ("Obsesión")."No es que sea insegura, pero cada vez que me pongo frente a la cámara me lleno de dudas. Con cada nuevo filme siento un juicio sobre mí", confesó a la prensa inglesa la intérprete, quien se autodefine como "profundamente meláncolica". "Es parte de mi ser, diría yo. Pero, al mismo tiempo, soy alguien lleno de goce. Uno tiene que entender que no se necesita estar feliz para ser feliz".Uno de los primeros recuerdos de esta bella parisina no fue nada agradable: "Mi más temprano recuerdo es la soledad", ha confesado. Sus padres se divorciaron cuando tenía cuatro años: él partió a Sudamérica y ella a largos viajes por Francia y, Juliette, la bella Juliette, fue enviada a una escuela que odiaba. "Aun con la distancia de todos estos años, cuando miro atrás a mi infancia pienso: Wow, ¿cómo sobreviví a eso?", rememora. "Es duro de vivir y todos lo sabemos"."No éramos realmente una familia, era horrible", se ha quejado y fue esa falta de pertenencia lo que la hizo buscar un refugio en la actuación. En la posibilidad de ser alguien más. "Eligiendo estar en teatro fue una forma de plantar mis raíces en algún lugar con gente nueva. Fue una manera de escoger a una nueva familia".A los 19 años fue descubierta por Godard, quien le dio un pequeño papel en la polémica cinta "Te saludo María". Lo que vino después fue un chapuzón de películas, incluso ocho por año. "No podía decir que no", recuerda Binoche sobre sus primeros pasos en la pantalla grande. "No era capaz de negarme a los proyectos que me proponían".Diciendo que no. Su necesidad de ser aceptada era superior a su capacidad de trabajo. Pero Juliette aprendió a decir que no. A Mitterand, al exceso de filmes. Y sobre todo a Hollywood. Desde pequeña tuvo la innata capacidad de negarse a las ofertas de California. "Para mí nunca ha sido un propósito convertirme en un icono americano, o ser alguien más rico o más more famosa".El mismo año que Mitterand la invitó a ser su "amante", 1993, Steve Spielberg la invitó a ser la estrella de "Parque Jurásico". "Preferiría interpretar a un dinosaurio que ser uno de los humanos de ese filme", dijo sin pelos en la lengua. Es que su alteza, La Binoche, sabe que le toca en la vida: prefirió ser una sufrida madre en la cinta "Bleu", de Krzysztof Kieslowski, que una histérica corriendo delante de un saurio gigante.La dulce enfermera que interpretó en "El paciente inglés", Anthony Minghella, fue su consagración. Hace 10 años estaba nominada al Oscar y la favorita para ganar era Lauren Bacall. La leyenda Lauren Bacall. Pero sorpresivamente Binoche se anotó el triunfo. "No me lo esperaba, ni siquiera tenía discurso", rememora. "De vuelta en Francia fui recibida como una heroína o, peor, como una futbolista".Binoche había conquistado Hollywood sin moverse. Siempre supo decir que no. Incluso en 2000, el entonces presidente Bill Clinton le pidió "audiencia" para hablar con ella y compartir un momento. Pero la actriz prefirió seguir las funciones de un espectáculo en Broadway. Dijo que no, gracias. Pero Bill insistió y, obvio, con escolta de señora, fue a saludar a Juliette. A la reina.Pero su alteza es sencilla en extremo. Por ejemplo, no ha explotado su excesiva fama para darle publicidad a su lado menos conocido: es una ávida pintora. Recién hace una década mostró una exposición hecha en colaboración con el diseñador Christian Fenouillat. Pero no se queda ahí: ha elaborado los diseños de varios afiches de películas.Juliette busca el cambio en su vida. "Para mí, el hábito es sinónimo de muerte". Y por eso se ha atrevido a dar pasos por Hollywood, como la cinta "Bee season", junto a Richard Gere. Se viene una nueva colaboración con Anthony Minghella: "Breaking and Entering", y una comedia con Steven Martin, el más hollywoodenses de los hollywoodense. 'Lo que más amo de esa loca vida es la aventura', ha certificado. "Y los 40 años es sólo el inicio".
Ernesto Garratt Viñes.
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