El rostro de esta parisina nacida en 1964 apareció por primera vez en una pantalla de cine allá por el año 1983, gracias a Jean-Luc Godard y su película Yo te saludo María. Tenía 18 años, acababa de salir del Teatro del Conservatorio de París y aún pensaba que se había equivocado al tomar un camino que la alejaba de la pintura.
Dos décadas después de interpretar en La cita, su primer protagonista a las órdenes de André Téchiné, Juliette Binoche está segura de haber tomado la decisión acertada, la que le ha llevado a convertirse en embajadora del cine europeo.
Ahora la podemos ver en los cines en la perturbadora Caché. Entregada sin reticencias a Michael Haneke y formando pareja con su compatriota Daniel Auteuil, Binoche ha construido uno de sus personajes más difíciles por todo lo que encierra en su mente. Dice el controvertido cineasta austriaco, responsable de La pianista, que escribió el guión pensando en ellos, y concretamente con Juliette en la cabeza, ya que la experiencia de Código desconocido fue muy satisfactoria.
Firmó esta película sin haber siquiera leído el guión. Pero no es la primera vez que se asocia su nombre a un cineasta de gran prestigio: Krzysztof Kieslowski la convirtió, junto a Irene Jacob y Julie Delpy, en una de sus últimas musas gracias a su colorida trilogía compuesta por Azul, Blanco y Rojo. Confianza plena de ambos, ya que por el polaco renunció a trabajar con Steven Spielberg en Parque Jurásico, en un papel que finalmente fue interpretado por Laura Dern.
Con Carmen Maura coincidió de nuevo a las órdenes de André Téchiné en la coproducción franco-española Alice y Martín. Por aquel entonces, corría el año 1998, su nombre ya era conocido en medio mundo gracias a que Anthony Minghella la reclutó junto a Kristin Scott Thomas, Ralph Fiennes y Willem Dafoe para la épica adaptación al cine de la novela de Michael Ondaatje El paciente inglés. Su papel de enfermera, dividida entre el amor por su trabajo, la curiosidad por su enfermo y el amor hacia un soldado británico experto en desactivar explosivos, fue reconocido con un Oscar de Hollywood a la mejor actriz de reparto. La prensa estadounidense la comparaba con Ingrid Bergman en Por quién doblan las campanas, pero ella estaba en un estado de shock continuo por alzarse con un galardón que todos esperaban que llegase a manos de Lauren Bacall por El amor tiene dos caras, su primera y única candidatura a la estatuilla.
Al igual que buena parte de nuestra actrices europeas que se acercan a Hollywood, la protagonista de las deliciosas Los amantes del Pont Neuf, El húsar sobre el tejado y La viuda de Saint-Pierre también ha caído en las redes del cine que busca ante todo hacer caja. Tras coquetear con Johnny Depp en Chocolat, parece que se equivocó al participar en la última producción de John Boorman, In my country (Un país en África), donde compartía cartel con Samuel L. Jackson, y hay voces que ya apuntan a que tampoco ha sido muy acertada su intervención en Palabras mágicas, compartiendo secuencias con Richard Gere.
Aún así, Juliette Binoche queda como un nombre capaz de combinar sus trabajos en filmes de culto como Caché con propuestas más comerciales, además de agradarnos con papeles curiosos, como el de su colaboración con Abel Ferrara en María, donde encarna a una actriz que hace de María Magdalena en una supuesta superproducción y queda tocada por su personaje, deambulando por Jerusalén en busca de respuestas.
Texto escrito por Daniel Galindo y publicado en LaNetro.com.
Dos décadas después de interpretar en La cita, su primer protagonista a las órdenes de André Téchiné, Juliette Binoche está segura de haber tomado la decisión acertada, la que le ha llevado a convertirse en embajadora del cine europeo.
Ahora la podemos ver en los cines en la perturbadora Caché. Entregada sin reticencias a Michael Haneke y formando pareja con su compatriota Daniel Auteuil, Binoche ha construido uno de sus personajes más difíciles por todo lo que encierra en su mente. Dice el controvertido cineasta austriaco, responsable de La pianista, que escribió el guión pensando en ellos, y concretamente con Juliette en la cabeza, ya que la experiencia de Código desconocido fue muy satisfactoria.
Firmó esta película sin haber siquiera leído el guión. Pero no es la primera vez que se asocia su nombre a un cineasta de gran prestigio: Krzysztof Kieslowski la convirtió, junto a Irene Jacob y Julie Delpy, en una de sus últimas musas gracias a su colorida trilogía compuesta por Azul, Blanco y Rojo. Confianza plena de ambos, ya que por el polaco renunció a trabajar con Steven Spielberg en Parque Jurásico, en un papel que finalmente fue interpretado por Laura Dern.
Con Carmen Maura coincidió de nuevo a las órdenes de André Téchiné en la coproducción franco-española Alice y Martín. Por aquel entonces, corría el año 1998, su nombre ya era conocido en medio mundo gracias a que Anthony Minghella la reclutó junto a Kristin Scott Thomas, Ralph Fiennes y Willem Dafoe para la épica adaptación al cine de la novela de Michael Ondaatje El paciente inglés. Su papel de enfermera, dividida entre el amor por su trabajo, la curiosidad por su enfermo y el amor hacia un soldado británico experto en desactivar explosivos, fue reconocido con un Oscar de Hollywood a la mejor actriz de reparto. La prensa estadounidense la comparaba con Ingrid Bergman en Por quién doblan las campanas, pero ella estaba en un estado de shock continuo por alzarse con un galardón que todos esperaban que llegase a manos de Lauren Bacall por El amor tiene dos caras, su primera y única candidatura a la estatuilla.
Al igual que buena parte de nuestra actrices europeas que se acercan a Hollywood, la protagonista de las deliciosas Los amantes del Pont Neuf, El húsar sobre el tejado y La viuda de Saint-Pierre también ha caído en las redes del cine que busca ante todo hacer caja. Tras coquetear con Johnny Depp en Chocolat, parece que se equivocó al participar en la última producción de John Boorman, In my country (Un país en África), donde compartía cartel con Samuel L. Jackson, y hay voces que ya apuntan a que tampoco ha sido muy acertada su intervención en Palabras mágicas, compartiendo secuencias con Richard Gere.
Aún así, Juliette Binoche queda como un nombre capaz de combinar sus trabajos en filmes de culto como Caché con propuestas más comerciales, además de agradarnos con papeles curiosos, como el de su colaboración con Abel Ferrara en María, donde encarna a una actriz que hace de María Magdalena en una supuesta superproducción y queda tocada por su personaje, deambulando por Jerusalén en busca de respuestas.
Texto escrito por Daniel Galindo y publicado en LaNetro.com.
1 comentario:
Anoche miramos en casa "Jet Lag", film con Juliette y Jean Reno... Nuevamente volvimos a deleitarnos con esta película maravillosa y con las actuaciones de estos dos genios del cine francés y mundial. Un abrazo para todos... En Buenos Aires hace frío y el invierno nos pone en 8º...
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