domingo, julio 30, 2006

Prefiere no mostrar a las mujeres como objetos

La actriz francesa Juliette Binoche confesó al diario argentino Clarín que suele rechazar los papeles que le ofrecen en Hollywood porque estereotipan a las mujeres como objetos del deseo.En entrevista que publica este jueves el periódico, Binoche precisó que "en la mayor parte de los guiones que me llegan deHollywood, el papel de la mujer es un estereotipo, es el objeto de deseo. Y a mí me gusta ser sujeto de deseo".
Notimex, Notimex Buenos Aires, Argentina
09/03/2006

sábado, julio 29, 2006

Binoche llega a Mar del Plata, Argentina invitada al 21º Festival Internacional de Cine de Mar del Plata, 9 a 19 de Marzo 2006...

Compilado de su Carrera...

1977 Le Malade Imaginaire de Moliére (Teatro).- 1977 Le Jeu de la Feuillée d'Adam de la Halle (Teatro).- 1979-1980 L'ours d' Anton Tchekhov (Teatro).- 1980-1981 Le roi se meurt d'Eugéne Ionesco-Mise en scéne Juliette Binoche (Teatro).- 1981 Henri IV de Luigi Pirandello (Tounée franco suisse avec Jacques Mauclair (Teatro).- 1982 L'argent de Dieu de Michel Bodan (Teatro Point Virgule París).- 1982 Dorothée, danseuse de corde de Jacques Fansten (TV).- 1982 Liberty Belle (Pacal Kané).- 1983 Fort bloqué de Pierrick Guinard.- 1983 Le meilleur de la vie (Renaud Victor).- Yo te saludo, María 1983.-Adieu, Blaireau (Bob Decout) 1984.- La vie de famille (Jacques Doillon) 1984.- Les Nanas 1984.- La cita (Rendez-vous, André Techiné) 1985.- Mon beau frere a tué ma soeur (Jacques Rouffio) 1986.- Mala sangre 1986.- La insoportable levedad del ser 1987.- La Mouettede Tchékov (Teatro de l'Odéon - Paris) - Mise en scène : Andrei Konchalovsky, con Juliette Binoche (Nina), André Dussolier 1988.- Une saison a París (Pierre Pradinas) 1988.- Les oiseaux sauvages (André Techiné) 1991.- Los amantes del Pont-Neuf 1991.- Historias de hombres y mujeres (Película para TV) 1991.- Essai 1 1991.- Fatale 1992.- Cumbres borrascosas 1992.- El Jinete sobre el Tejado 1994.- Tres colores: Azul 1996.- El paciente Inglés 1996.- Un Diván en Nueva York 1996.- Naked de Luigi Pirandello (Teatro Almeida) 1997.- Alice et Martin 1998.- Les enfants du siècle 1999.- Chocolat 2000.- Code Inconnu: Recit Incomplet De Divers Voyages 2000.- La Veuve de Saint-Pierre 2000.- Elouge de L'amour 2001.- Betrayal (Teatro-Théâtre Roundabout - New York) 2001.- Decalage Horaire 2003.- In My Country 2004.- Bee Season 2004.- Caché 2004.- Mary 2005.- A few days in september 2005.- París Je t'aime 2005.- Promets-le moi 2006.- Breaking & Entering 2006.-Dan in real life 2007.- Toyer 2006.-
Films por venir:
2006: Moments de Jane Campion, avec Juliette Binoche, Joseph Fiennes, Jude Law
2006: My Italian story de Barry Levinson, avec Juliette Binoche
2006: Scars de Léos Carax, avec Juliette Binoche
2006-2007: The assumption de Richard Eyre, avec Juliette Binoche (Lucrezia Buti), Liam Neeson (Fra Lippi), Bill Nighy (Pharaselle), Miranda Richardson, Judi Dench
2006-2007: Scheherazade de Michael Apted, avec Juliette Binoche, Laurence Fishburne, Gary Sinise, Samuel Ball
2006-2007: The monster of Longwood de Patrice Chéreau, avec Al Pacino (Napoleon Bonaparte), Juliette Binoche (Betty)
2006-2007: Picasso at the lapin agile de Fred Schepisi, avec Steve Martin (The visitor), Ryan Philippe (Pablo Picasso), Kevin Kline (Freddy), Juliette Binoche (Germaine)
2006-2007: The passion de Kasi Lemmon, avec Juliette Binoche, Gwyneth Paltrow, Jude Law
Compilado realizado según la Página Oficial de Binoche

viernes, julio 28, 2006

"Pensé en dejar de actuar pero es terriblemente apasionante"

Juliette Binoche, presencia destacada en Mar del Plata
"Pensé en dejar de actuar pero es terriblemente apasionante"
La reconocida actriz francesa brindó una conferencia de prensa en el Hermitage Hotel. Dijo que elige los papeles que "hacen que mi alma funcione".

Super sonriente y elegante con un vestido color beige y un saco al tono Juliette Binoche ingresó al Salón Doré del Hermitage Hotel anoche, encandilada por los flashes de los fotógrafos. En conferencia de prensa reconoció que en dos oportunidades pensó "en no actuar más, porque es muy demandante, lleva tanto de uno" pero que se dio cuenta de que "tenía condiciones" y que es un trabajo "terriblemente apasionado". Sobre la relación actriz director, sostuvo que "podría estar hablando horas, es un tema apasionante", pero definió que "tiene que ver con crear juntos, con que uno llegue a preguntarse quién está dirigiendo a quién. Es cuestión de escuchar y de ver" y entendió que "el mejor es el que está con vos, no el que te mira desde afuera".Además indicó que "las palabras no son suficientes" para que el director explique lo que quiere de la actriz y que "la cuestión de actuar tiene que ver con algo muy íntimo porque no te permite ser otra cosa sino mostrar a través tuyo" y en ese proceso "me da la sensación de que el director tiene una manera de ver la realidad y te invita". Binoche, que dio toda la conferencia en inglés, solo mencionando algún término en francés para explicar más exactamente alguna idea sostuvo que no elige hacer cine por es "europeo o norteamericano o japonés" sino que "tiene más que ver con mis elecciones, con una cuestión personal, el disparador que hace que mi alma funcione, lo que me conecta con el guión, con el director". Y agregó que "cuando comencé a ser actriz lo que quería era crear una manera de ver el trabajo de actriz que sea mucho más universal". Tras destacar que no se siente parte de un país, sino que "pertenezco al mundo" reconoció que "supe muy tempranamente que el idioma inglés iba a ser mi herramienta principal para poder viajar y muy temprano comencé a trabajar sobre el inglés" aunque "los franceses no lo entienden porque, saben, son muy chauvinistas con respecto a la cuestión del idioma, pero para mi es una cuestión de libertad, así que por un lado me admiran y por otro odian que hable en inglés"."Creo que los actores somos como un libro abierto a través del cual uno puede leer, el mundo puede leer y uno puede transmitir a ese mundo sensibilidad, sensitividad, sensatez. Es como un link, como una unión entre las emociones, la cabeza y el cuerpo, pero no son cosas separadas, son un todo" consideró, enfatizando que "creo que las películas en que actúo creo no solo tienen que cambiarme a mi sino también al público". De todas formas reconoció que el hecho de elegir un papel es "como una apuesta. Uno elige y nunca sabe si va a estar bien o mal, tiene que ver. Yo lo siento en mi cuerpo, después viene el reconocimiento mental". Finalmente se refirió a la Argentina, destacando que "me hablaron bastante de este país. El año pasado hice una película en la que necesitaba bailar tango, lo hice por seis meses, y es muy difícil, pero por otro lado es hermoso porque te sentís libre, estás en un círculo en donde el hombre te lleva y vos hacés lo tuyo y es expresar sentimientos". También aseguró que "me encanta la música de Piazzolla, me parece significativa esta cosa melancólica, triste y llena de vida al mismo tiempo". Si bien reconoció que no conocía el festival local antes que la invitaran a participar, consideró que "es fantástico, ojalá pueda ver muchas películas porque siento que hay muchas cosas que se pueden decir y se tienen que decir sobre Sudamérica".
11 de marzo 2006
Diario La Capital de Mar del Plata

Embajada de Francia en Teherán


Durante el transcurso de una visita a Teherán la actriz francesa Juliette Binoche visitó la residencia del Embajador de Francia en Teherán quien ofreció una recepción en su honor.
Este acontecimiento se dio en abril de 2006 cuando ella viajó a Irán invitada por el director de cine Abbas Kiarostami con quien filme una próxima película.

jueves, julio 27, 2006

Juliette Binoche en Irán

Tehran, 5 de Abril 2006 (CHN)

Juliette Binoche, la famosa actriz francesa quien actuó en muchísimas películas como Chocolate, Los tres colores, Blue y El Paciente Inglés, ha venido la última noche a Irán invitada por Abbas Kiarostami, el famoso director iraní de cine quien es muy conocido por sus films "The Taste of Cherry", "Where is the Friend's Home?" y "The Wind Will Carry Us".
La Binoche fue a conocer la histórica ciudad y conoció Isfahan.

Binoche, Ser o no Ser Bella...

PROTAGONIZA EN LONDRES UNA OBRA DE PIRANDELLO
Un atormentado personaje le exige renunciar a su imagen glamorosa. Así y todo, tiene éxito.
Una de las actrices favoritas de Kieslowsky, la que compartió sets de filmación con actores como Daniel Day-Lewis, Jeremy Irons y Ralph Fiennes -la misma que hoy cumple 34 años- decidió dejar de lado el glamour del cine por unos meses. Desde principios de enero, Juliette Binoche se retiró de las calles de la fama para ensayar Desnuda, de Luigi Pirandello, que actualmente se ofrece en el Almeida, un pequeño teatro en Londres donde cobra solamente 1.500 dólares al mes.Cuando le ofrecieron el papel en octubre del año pasado, Binoche sabía poco acerca del Almeida. Anthony Minghella (director de El paciente inglés, filme por el que la actriz obtuvo el Oscar como mejor actriz de reparto) le había contado que las producciones allí eran muy buenas, y decidió aceptar. El dinero no era, obviamente, lo que la atrajo.Ralph Fiennes jugó un papel importante en la reputación del Almeida, al que considera el teatro más interesante de Londres. Allí hizo un Hamlet y en 1997 actuó en Ivanov. Además de Binoche, en este mes Liam Neeson actuará en El beso de Judas y en abril Kevin Spacey estará en The Iceman Cometh.En Desnuda, que dirige Jonathan Kent (uno de los pocos directores amados por los actores), el personaje de Binoche es Ercilia, una enfermera despedida tras la muerte del niño a quien cuidaba. Cuatro hombres proyectan en ella sus fantasías. Un anciano novelista, Ludovico, que le ofrece refugio después de perder su trabajo, un periodista, ex prometido de Ercilia, y el empleador que la despidió. Ercilia es un personaje extraño, nunca se sabe si dice la verdad o no; a veces parece la víctima, y otras, una destructora. Para la actriz existe cierta conexión entre Ercilia y su personaje en Una vez en la vida; dijo que son como hermanas, las dos están pasando por una transición interna.En sus declaraciones reconoció que, para ella, Desnuda es un viaje interno, un cuestionamiento a uno mismo. Ercilia no soporta las mentiras porque ya ha tocado fondo. Siempre hay un momento en el que uno tiene que enfrentarse a sí mismo y la mejor manera es quitarse la máscara y seguir, aunque adelante esté la muerte.Binoche no ha actuado en teatro por 10 años y su primera preocupación fue que el tiempo de ensayo en el Almeida era corto: solamente cuatro semanas mientras que en Francia se acostumbra un mínimo de seis. Además, Ercilia habla mucho, y a Binoche eso no le gusta: Para mí es más fácil estar callada, dijo.La obra se estrenó el 12 de febrero y desde entonces el teatro se llena todos los días. Las entradas están agotadas hasta la última función, el 28 de este mes. Para los que no consiguieron, la única esperanza es ir al teatro a las 9, por si hay devoluciones para la matiné, o volver a las 18 y esperar por devoluciones de último momento.Binoche contó que le gusta ser dirigida por ingleses porque trabajan más de cerca con los actores. Todos los días nos sentamos y compartimos ideas y sensaciones sobre los personajes. En Francia, en cambio, los directores dicen que quieren que todo sea espontáneo y por eso mantienen la distancia.Su concepción de los ingleses ha cambiado mucho en el último año. Ahora los ve más cálidos y hasta he visto gente besándose en la mejilla, aunque puede ser siempre mi imaginación. Cuando recibió su BAFTA (British Academy Film and Television Award) en 1997, por su actuación en El paciente inglés, dijo llorando que siempre había pensado que los ingleses la odiaban. Prueba de lo equivocada que estaba es que los críticos son más que generosos con ella al punto de perdonarle que hable inglés con acento estadounidense.Desde que ganó el Oscar, Hollywood ha intentado atraerla sin éxito. Se sabe que rechazó a Spielberg y a Elia Kazan. Para Binoche ese tipo de trabajo es poco interesante, porque en Hollywood se hace cine para ganar dinero o para que a la gente le guste, no como acto creativo. Para mí elegir tiene que ver con algo interno, una elección real acerca de quién querés ser y en quién querés convertirte, qué es lo que querés compartir con los otros.Y Binoche nunca quiso compartir información sobre su vida privada. A pesar de saberse de relaciones amorosas con los coprotagonistas Daniel Day-Lewis y Olivier Martínez, además de una relación de años con Leos Carax, la identidad del padre de su hijo de cuatro años es un secreto bien guardado. Es famosa su firmeza en no responder preguntas que no quiere.A fines de los ochenta, directamente dejó de dar entrevistas y hoy, si las da, es -admite- porque si es un trabajo público, tengo que aceptar lo requiere de mí. Y me pide más humildad. Pienso que si uno no toma riesgos no toca a la gente.De todas formas, da respuestas breves, lo menos íntimas posible hasta el punto de negarse a responder, por ejemplo, si todavía vive en las afueras de París. Si le preguntan qué es lo que hace cuando no trabaja, su respuesta es siempre la misma: ­Vivir! ¿No es eso suficiente?. Si le preguntan en qué encuentra placer, ella responde que, cuando puede, le gusta llevar a su hijo a la escuela.¿Y cómo le explica a su hijo cuando tiene que irse de viaje por trabajo? Simplemente, le dice que ella es como las azafatas, que se van de viaje por unos días y luego vuelven. Yo soy una azafata en un avión que es la obra o la película en la que estoy trabajando, y allí le sirvo a la gente. Eso es lo que soy, ­una azafata!.
María Quevedo. Londres Especial
Fotografía de Corbis
Diario Clarín 09 de marzo 1998

miércoles, julio 26, 2006

Una de las Obras Maravillosas de Corbis: Maestros de la Fotografía Internacional

Hierática y distinguida, su frialdad puede fundirse y aparece una mujer apasionada y fuerte capaz de amar hasta la muerte. Distante y lejana ha sabido envolverse en un halo que parece preservarla de todo mal. Convertida en la actriz francesa más internacional, sigue eligiendo con cuidado los papeles, evitando, a toda costa, encasillarse, mientras su sonrisa, que apenas se vislumbra, y el fuego de su mirada fuerzan al espectador a imaginar fantasías eróticas en las que el hielo se convierte en fuego...
Convertida en la nueva musa del cine galo, con permiso de Catherine Deneuve, alejada de la insípida fama, y el más mínimo afán de protagonismo, la dulce Juliette ve pasar los días sin airear su vida privada, seleccionando con cuidado los papeles que protagoniza y dejando perfectamente claro no tener intención alguna de convertirse en estrella. Está por encima de todo eso, y lo sabe. Es un lujo que sólo pueden permitirse unos cuantos privilegiados.


Revista Hola On Line y Corbis

Juliette Binoche será Jurado de Cortos en Telefé

El jueves 11 de mayo de 2006 se lanzó la convocatoria para el tercer concurso de cortometrajes de la televisión abierta organizado por Telefe. El tema que reunirá este año a los concursantes es tan amplio, ambiguo e interesante como el que sugiere la palabra "Miradas"(el año pasado fue "Cambios" y el anterior "Futuro"). El jurado está formado por la actriz francesa Juliette Binoche, Juan Campanella, Lucía Cedrón, Eduardo Mignona y Claudio Villarruel.Los cortometrajes que concursen deben durar un máximo de 12 minutos, pueden estar realizados en cualquier soporte y entregado junto al formulario según la ficha de inscripción en DVD o VHS. Los cortos deberán ser entregados antes del 8 de setiembre de 2006.

Juliette Binoche ya pasea por la Argentina

Estuvo tres días en el mismo hotel en el que, en otro piso, se alojaban los U2. Sin contacto alguno con la prensa desde su llegada, la actriz mas deslumbrante del cine francés de los últimos años del siglo XX y los que van del XXI, marchó ayer a El Calafate, para el jueves estar presente, blanca y radiante como es su costumbre, en la fiesta inaugural del 21º Festival Internacional de Cine de Mar del Plata.
En la muestra se verán dos de sus últimos trabajos. En la sección oficial, pero fuera de competencia, se presenta la polémica "Mary", de Abel Ferrara, y en Punto de Vista, "Escondido" ("Cache"), un thriller del austríaco Michael Haneke.
En la primera, Binoche compone a una actriz que debe interpretar a la María Magdalena de las Sagradas Escrituras, para terminar comprometiéndose con el personaje, hasta confundirse con él.
En la segunda encarna a una mujer que al igual que su marido (en la ficción Daniel Auteuil) y sus hijos, son observados por un amenazante desconocido.

En diálogo con LA NACION, la estrella del cine francés, que cuando le tocó competir por un Oscar de Hollywood pudo ganarle nada menos que a Laureen Bacall (en 1996 por su papel en "El paciente inglés"), confesó su pasión por aceptar únicamente esas propuestas con las que se siente profundamente vinculada.
Impecable como pocas mujeres del mundo del espectáculo (cumple 42 el mismo día en que comienza el festival y los disimula más que bien), de mirada tan profunda como transparente, acredita una de las filmografías más sólidas del cine internacional actual.

Binoche, protagonista de spots publicitarios de marcas como Ferrero Rocher y Lancôme, ha trabajado a las órdenes de importantes directores, como Jean-Luc Godard, Jacques Doillon, André Téchiné, Leos Carax ("Mala sangre" y "Los amantes de Pont Neuf"), Jean-Jacques Annaud ("La insoportable levedad del ser"), Louis Malle ("Una vez en la vida"), la trilogía de los colores de Krzysztof Kieslowsky, Jean-Paul Rappeneau, Patrice Leconte, Lasse Hallström ("Chocolate"), y John Boorman, entre otros. En 2000, en Broadway encabezó el elenco de "Traición de amor", de Harold Pinter.

-¿Es cierto que es la actriz mejor cotizada del cine francés actual?

-No es cierto, todo depende de la película. La prensa usa títulos sensacionalistas para vender más ejemplares, y los repiten una y otra vez.

-Pero cuando la llaman para proponerle un trabajo, ¿puede ser la más cara?

-No, creo que no.

-¿De qué depende que acepte un papel o no?

-No tengo una respuesta exacta. Es una combinación, de magia, de milagros, de confianza, algo así como enamorarme del proyecto y del director, no para casarme con él (sonríe), de lo que ese director quiere decir en su obra. Tiene que ser algo íntimo, que al espectador le parezca auténtico en todo momento, que pueda llegarle a la gente en todos los países del mundo. A veces uno acepta un papel y no sabe por qué; a veces ese personaje aparece en el momento exacto y se convierte en un espejo de la gente, otras no.

-Su carrera es una combinación de arte, a veces con algo de industria, pero incluso cuando aparece esta segunda impronta, el arte sigue teniendo primer plano?

-Mis películas siempre están relacionadas con el arte, aunque uno no sabe si después van a tener repercusión en el público. Un ejemplo es "Chocolate", que comenzó como un proyecto muy pequeño y terminó siendo un éxito de taquilla, o "El paciente inglés", que terminó ganando nueve Oscar. Para mí, el principal motivo para hacer cine no es el dinero, sino qué es lo que puedo dar a ese proyecto.

-¿Es cierto que Steven Spielberg le propuso el personaje femenino de "Jurassic Park" y usted lo dejó pasar?

-Sí.

-¿Por qué no aceptó?

-Kieslowski me propuso hacer "Blue".

-¿Cree que hizo lo correcto?

-Creo que mi intuición fue buena. Generalmente sigo a mi intuición, y no me equivoco. Si Spielberg quiere que trabaje en una película de dinosaurios creo que tengo suficiente motivo para dudar.

-¿Cómo se dio el encuentro con Abel Ferrara?

-Me lo presentó un argentino, el productor Fernando Sulichin. Conocía la vida de María Magdalena porque hace diez años me habían propuesto componerla en otro proyecto, y estaba bastante interesada. Leí el guión y descubrí algunas modificaciones. Cuando me encontré con Ferrara, se sorprendió por mi conocimiento del personaje. Creo que eso lo conmovió, y lo terminó de convencer que era la actriz que estaba buscando.

-Hace dos décadas participó de "Yo te saludo, María" y ahora de "Mary", los dos polémicos por abordar temas vinculados con la religión, desde una mirada para nada convencional. ¿Cómo se lleva con la fe?

-Cuando hice la película con Godard era muy joven, y no sabía muy bien qué ocurría en la película hasta que la vi terminada. Fue solamente la idea de poder trabajar con Godard lo que me entusiasmó. Ahora, con "Mary", la cosa es totalmente diferente. He investigado en el Evangelio y para hacerlo necesito espiritualidad. El Evangelio no es uno solo. En cuanto a si soy religiosa, si no tuviese espiritualidad, me moriría. Sin embargo, a veces también es bueno sentir que no existe nada, que hay como cierta nada que rodea el todo, porque creo que hay demasiados credos y hay demasiadas palabras que dicen una cosa, mientras que las acciones no condicen con aquéllas. Quizá de ahí viene mi necesidad de creer.

-¿En el caso de "Mary"?

-Lo interesante, en "Mary" es que da una visión femenina de los Evangelios, a partir de una mujer que fue testigo calificada de la existencia de Jesús. Hasta ahora, la mirada a los Evangelios ha sido siempre masculina. Tenía la necesidad de mostrarle al mundo este punto de vista femenino. En cuanto a miradas, no es cuestión solamente de masculino o de femenino, sino un compendio de ambas. Para la mujer es buscar el lado masculino, y para el hombre, el lado femenino del personaje, la única forma de recrear a un ser humano completo.

-En muchos de sus films hay una aguda observación de los personajes femeninos. ¿Es una elección personal?

-El director es un testigo de lo que ve. No es que te manipula para que seas de cierta manera. Uno le da su impronta al personaje y el director deja que eso suceda. El director te invita a participar de ese mundo, te invita a un intercambio y si uno desea compartir, todo va bien. Es un lugar de creación. Es muy gratificante cuando el director te toma por sorpresa y te empuja para animarte a ir por más, convencido de que podés hacerlo, pero no ocurre con frecuencia.

-Hasta ahora no la han encasillado en un único tipo de personaje?

-Me resisto.

Foro Argentina País Maravilloso y Diario La Nación.

Juliette Binoche, diva elegante...

La señora Juliette Binoche es una de las estrellas que se acercó a Mar del Plata a darle brillo al Festival. Con una permanente sonrisa que no evitó que dijera lo que pensaba, la actriz de El Paciente Inglés y Chocolate habló con la prensa acreditada en la muestra y repasó su carrera.
La actriz francesa Juliette Binoche visitó el Festival de Cine de Mar del Plata para acompañar la exhibición de dos películas que protagoniza y se proyectarán fuera de competencia: Mary, de Abel Ferrara y Caché, de Michael Haneke.
"Cada director es particular (...) Haneke parece estar siempre al volante de un vehículo que no para nunca," repasó Binoche en una conferencia de prensa en Mar del Plata. Mientras que Ferrara "se enfrenta constantemente a sus lados oscuros (...) a veces es sumamente inteligente, a veces actúa como un niño y a veces se lo ve perdido, no le teme a sus debilidades."
En Mary, Binoche personifica a una actriz obsesionada con su interpretación de María Magdalena. Aceptó el papel porque sentía "la necesidad de expresar los evangelios (...) la palabra escrita, sagrada, fue evitada durante un tiempo y es algo que necesitamos recuperar."
Binoche, ganadora del Oscar en 1996 por su rol en El paciente inglés de Anthony Minghella, reflexionó también sobre el compromiso social que acarrea rodar películas. "Los actores somos un libro abierto a través del cual el mundo puede leer", dijo. "Debemos ser responsables, los filmes no son algo para que te olvides de tu vida, sino para que la vivas."
La actriz pasó la noche de su cumpleaños número 42 en la ceremonia inaugural de la vigésimo primera edición del Festival de Cine de Mar del Plata, que comenzó el jueves. Consultada acerca de qué referencias tenía sobre Argentina antes de visitar el país por primera vez, contó que conoció el tango gracias a un personaje que interpretó y ya no pudo abandonarlo. "Pasé seis meses practicando, es difícil bailarlo, pero es hermoso porque te hace sentir libre”.
Cuando se le pidieron referencias respecto de las diferencias entre el cine europeo y el estadounidense, Binoche aclaró que “no puedo saberlo, porque nunca rodé en Hollywood. Hice siempre películas pequeñas, y algunas de ellas tuvieron afortunado éxito en los Estados Unidos. Sí trabajé en films de presupuestos altos, por eso la gente se confunde”.
Para saludar a Mar del Plata, ciudad anfitriona, la protagonista de Mala Sangre detalló que "Me encanta la música de Piazzolla, me parece significativa, es triste, melancólica, y al mismo tiempo está llena de vida", agregó, sobre el músico marplatense Astor Piazzolla en cuyo honor se bautizaron los premios que se entregarán el 19 de marzo cuando culmine el Festival.
Terra / Leonardo D'Espósito.

Los diálogos del cuerpo de Juliette Binoche. La sobresaliente actriz habló de su carrera y acerca de porqué elige sus papeles

MAR DEL PLATA (ARGENTINA) (DPA)
La elección de Juliette Binoche como una de las invitadas estelares al Festival Internacional de Cine de Mar del Plata no es azarosa: en la línea autoimpuesta por los organizadores de poner énfasis en el cine como arte y convocar a personalidades por algo más que por su celebridad, la actriz francesa se destaca en el evento como un fuerte referente de la actuación "profunda".
La artista, homenajeada en la inauguración del evento y que llegó a esta ciudad balnearia argentina acompañando las cintas que se proyectan fuera de competencia "Mary" -de Abel Ferrara, también presente en el festival- y la premiada "Caché", de Michael Haneke, habló con la prensa acerca de la tarea actoral, su percepción personal del cine y su relación con algunos realizadores.
Sin embargo, sus elecciones actorales no son tan "racionales" como pudiera pensarse, aseguró. "Trato de hacerlo como mejor me sale. Mis decisiones no se relacionan con el idioma o la nacionalidad, es una cuestión más personal. Lo que hace que mi alma funcione, mi relación con el director y con el proyecto", afirmó.
Pese a que muchos de sus compatriotas no entienden que haya decidido perfeccionar su inglés para participar en películas angloparlantes, la actriz afirma que ha sido una herramienta muy útil para viajar y trabajar. "Para mí, poder actuar en inglés es liberador", explicó. La interpretación, continuó, la fascina desde hace años porque "para actuar se pone el cuerpo, los sentimientos, las emociones, y luego el pensamiento. Es una herramienta para transformar, y por eso los actores debemos ser responsables a la hora de elegir los papeles", sostuvo. La actriz de "Chocolate" no cree "en el cine para olvidar, sino en el que, por el contrario, nos ayuda a darnos cuenta de lo que sucede a nuestro alrededor". En este contexto, "me interesan particularmente los guiones para los cuales una debe estudiar la historia del lugar", dijo.
También le interesa el poder de transformación de las películas: "Cuando empecé a actuar mis elecciones tenían que ver con mis necesidades, pero cuanto más me interno en la actuación, más siento la urgencia de hacerlo por lo que las historias puedan inspirar en otros", relató. Qué es lo que lleva a los directores y productores a elegirla para determinado papel, es una incógnita incluso para ella. "Siempre me sorprende cuando me escogen para una película, y me siento muy afortunada. Soy insegura, pero a la vez tengo una gran certeza de que puedo hacerlo".
Cuando es ella la que debe decidir, suele hacerlo a través del "reconocimiento físico". "Mi cuerpo es habitualmente el que decide. Después recién lo pienso racionalmente. Una vez leí un guión y decidí que no quería hacerlo, pero en el momento sentí un dolor físico muy fuerte desde mis entrañas, y lo tomé como una señal de que debía aceptar. No resultó una gran película, pero sentí que había hecho lo correcto", reveló.
Binoche tuvo palabras de elogio hacia Ferrara, a quien dijo admirar por "ser valiente, enfrentarse a sus lados oscuros, admitir sus debilidades y ser apasionado e inteligente".
Nota de Cultura y Espectáculos de Río Negro On Line

martes, julio 25, 2006

Me gusta ser sujeto de deseo

La actriz de "El paciente inglés", que hoy cumple 42 años, estará esta noche en la inauguración del Festival de Mar del Plata, al que llega con dos filmes. Aquí habla de los hitos de su carrera, de sus hijos y de su futuro.
Habrá dos celebraciones conjuntas esta noche en Mar del Plata. Además de la apertura de la 21ª edición del festival de cine, Juliette Binoche festejará su cumpleaños. ¿Cambiarán el protocolo de la ocasión para cantarle, desde el escenario, aquello de happy birthday to you? ¿O será demasiado? A Juliette, cumplir 42 años la tiene sin cuidado. Poco antes de llegar a la Ciudad Feliz, la ganadora del Oscar por El paciente inglés, la actriz de clásicos como Bleu y La insoportable levedad del ser conversó con Clarín en Buenos Aires, ciudad —y país— al que llega por primera vez en su vida."No me molesta cumplir años", dice y luce radiante, como si los 42 fueran una cifra que impone el calendario y no un hecho comprobable. "Sería aburrido tener 20. Siento que después de los 40 tengo nuevas perspectivas, puedo acceder a otro tipo de roles. Mis necesidades son diferentes."¿En qué sentido?Cuando empecé lo que quería era impresionar a los directores. Eran una figura paterna para mí. Ahora es otra historia. Estoy más en contacto con el mundo, conmigo misma. Tampoco soy paranoica respecto a los efectos del paso del tiempo. Es uno de los desafíos que te da la vida.¿Qué cosas no haría ahora?Mala sangre (de Leos Carax, que fue su pareja durante cinco años), por ejemplo. Ahí respondía demasiado a las necesidades del director, no era independiente. Estaba demasiado atada a él, a que me admirara, a que me amara. Era como un soldado...Pero volvieron a trabajar juntos en "Los amantes de Pont-Neuf"...Pero ahí ya era distinto. Nos conocíamos bien, era diferente la situación. Lo que quiero decir es que cuando tenía 20 lo que más me importaba era que me amaran, ahora lo que quiero es compartir el trabajo con los directores.La Binoche nació en París en el seno de una familia de artistas. Su padre era escultor y su madre, actriz. No tardó mucho en interesarse por la actuación: ya a los 18 años consiguió su primer papel en Yo te saludo, María, aquella controvertida y ya algo olvidada película de Jean-Luc Godard. En Rendez-vous, de André Techiné, comenzó a mostrar la que sería su faceta más reconocible, su intensidad, su capacidad para atravesar un enorme rango de emociones (furia, pasión, delicadeza, violencia, tristeza) gracias a la expresividad de su rostro. Siguieron películas como Mala sangre, su salto a la consideración mundial con La insoportable levedad del ser y los dos filmes clave de su carrera, los que muestran su gran talento: el complicado, intenso y torturado personaje de Los amantes del Pont-Neuf y la desgarradora tristeza de su sobreviviente en Bleu, de Krzysztof Kieslowski.Muchos la conocen por los filmes en los que actuó en inglés, como Una vez en la vida, en el que encarnaba a la amante de Jeremy Irons y de su hijo; y especialmente como la enfermera de Ralph Fiennes en El paciente inglés, el filme de Anthony Minghella que le hizo ganar, sorpresivamente, el Oscar como actriz de reparto. "Cuando dijeron mi nombre —recuerda—, no me di cuenta. Me tuvieron que codear. Estaba congelada, no entendía nada. La sensación de que había ganado fue creciendo de a poco, como que me fui despertando camino al escenario. Todos pensábamos que ganaba Lauren Bacall. Y yo la busqué para darle el premio pero no la encontré. Y mientras, intentaba de decirme a mí misma: Tratá de disfrutar el momento. Es como un guiño que te da la vida. Y el rodaje de esa película había sido tan maravilloso que sabía a qué pertenecía mi alegría. Si la filmación hubiese sido una mala experiencia, hubiera tenido una sensación diferente. La paz venía de sentir que habíamos hecho un buen trabajo."Si bien rechaza la mayor parte de las propuestas de Hollywood (como Jurassic Park, en su momento), ahora volvió a trabajar con Minghella en Breaking and Entering. Explica: "La diferencia es que en la mayor parte de los guiones que me llegan de Hollywood, el papel de la mujer es un estereotipo, es el objeto de deseo. Y a mí me gusta ser sujeto de deseo. Este es un filme de relaciones en el que interpreto a una mujer bosnia. Trabaja Jude Law".El otro filme que ya terminó y que espera estreno tiene bastante que ver con el hecho de que Binoche esté aquí. Fue dirigida por Santiago Amigorena, un argentino radicado en Francia ("desde los doce años", dice ella), con el que tendría algo más que una relación profesional. El filme se llama Algunos días en setiembre, y si bien es un thriller político que toca temas cercanos a los atentados terroristas de 2001, según la actriz "cuando leí el guión sentí que estaba leyendo poesía. No es un filme de género, es también una historia de amor contada de una forma muy especial".Juliette tiene dos hijos de padres distintos (uno de doce años, Raphael, y una de cinco, Hannah), a los que suele llevar a los rodajes, pero que no vinieron aquí. "Son solo diez días", dice de un plan que incluyó un paseo por Calafate. Respecto a su rol como madre, confiesa que "es complicado, pero ahora lo manejo mejor, no me siento tan culpable como antes. Todos cometemos errores como padres, es algo muy difícil, en especial para las madres. Antes me preocupaba mucho, sufría por no poder estar más tiempo con ellos. Pero lo 'sobrevivieron' (sonríe), Son buenos chicos. Ahora no me preocupo tanto".Vista poco desde aquella Chocolate que hizo con Johnny Depp, acaso por el nacimiento de su hija, Binoche hizo una reaparición con todo el año pasado. Y no con una, sino con dos películas fuertes, provocativas y de notable impacto, que se verán en Mar del Plata. Primero fue Caché, del austríaco Michael Haneke, premiada en Cannes; y luego Mary, del norteamericano Abel Ferrara, que estuvo en Venecia. Sí, también se la vio en Palabras mágicas, pero como ella dice, sin dar detalles específicos, "todos cometemos errores".En el filme del realizador de La profesora de piano interpreta a una mujer casada con un presentador de TV (Daniel Auteuil). La pareja tiene un hijo y lleva una vida burguesa y apacible hasta que empieza a recibir en su casa misteriosos videos de alguien que los espía. ¿Los motivos? Habrá que averiguarlos. Pero lo cierto es que la situación de paranoia y miedo no sólo provoca caos en la familia sino que los obliga a sumergirse en una investigación dolorosa del pasado no solo personal sino de los crímenes políticos de su país."Una vez, estando en Africa, quise viajar a Argelia para entender mi relación con la historia de ese país y con la culpa, siendo francesa, de lo que pasó allí —dice—. Fui para conocer la situación y para pedir perdón. Así que no tuve que prepararme para el filme, estaba metida en el tema."Caché se suma a la serie de filmes en los que el director castiga a la burguesía por su ombliguismo y su desinterés en los problemas de los otros. "El personaje de Daniel tiene un alto nivel intelectual pero emocionalmente es un chico de seis años. Es de una clase específica, pero no creo que ése sea el tema principal, como sí lo era en Funny Games, en donde esa pertenencia social se transformaba en una prisión. Aquí él tiene un problema de cobardía, de no darse cuenta de que lo que nos va a salvar es trabajar nuestra conciencia, nuestra humanidad."De Haneke pasaste a Ferrara, dos directores fuertes, de gran personalidad, como muchos de los que trabajaste hasta ahora. ¿Qué te atrae de ellos?No sólo pienso en los directores cuando acepto un trabajo, a veces veo sus películas después de conocerlos. Mi oxígeno es la confianza. Lo que me interesa son las personas, ver qué podemos crear juntos, el guión. Y también depende del momento que esté pasando. Hay cosas que hice antes que ahora no haría. Estoy en un viaje diferente. ¿Como "Los amantes de Pont-Neuf"?Aquéllo fue demasiado. Cuando terminamos de filmarla quería dejar el cine y dedicarme a enseñar actuación. Hasta que una profesora me convenció de no hacerlo. Necesitaba curarme. En el cine hay tanta intensidad e intimidad que, si no sabés manejarlo, puede ser muy duro salir de todo eso. Pero tuve tiempo de pensar y me di cuenta de que el proceso me encanta, más que los resultados. Me gusta tener buenos papeles, ser parte del proceso creativo, la transformación que eso implica, que un director te deje entrar en su espacio y compartir el proceso de hacer una película.
Diego Lerer Díario Clarín Espectáculos
dlerer@clarin.com

Haciendo la B de Binoche

Con un retraso de dos horas y medio atado de cigarrillos, la apertura oficial del Festival de Mar del Plata fue, desde algún lado, una genialidad. Auspiciado en exclusiva por Canal 13, que manejó los tiempos (y el hambre y la sed y las ganas de ir al baño) de los invitados a las 19 que se sentaron a las 20 y aguantaron escuchando Kool & the Gang en el Auditorium hasta el inicio de la "ceremonia" a las 21,30. Nos quejamos, además, porque no había un mísero saladito.

Pero la ceremonia empezó, cómo no. Conducida por Adrián Suar y Cecilia Roth -siempre en línea ella-, se trató de una colección de homenajes al cine, a nuestro cine y al poder de los multimedios. Es que había mucho para recordar: teníamos tres estrellas que no cobraron cachet por venir (eso aseguró Miguel Pereira, director del Festival, es decir, que la onda es universal), que se cumplen diez años de la vanguardista Ley de cine, que se cumplen 30 años del comienzo tétrico de la Dictadura criminal, que se cumplen 20 años del Oscar a La historia oficial, que Santaolalla ganó el Oscar...tantas cosas. Festejar es re-lindo, vieron.

Festejo no es justicia, pero justicia, un poco, hubo. Que el show televisivo se pareciera al hijo bobo de la entrega de los Oscar, el Martín Fierro y -bromillas de Suar mediante- Sin Código es lo de menos: fue la expresión absoluta del Argentine Clarin Style, que tanto nos identifica. Lo peor y lo mejor vino por otro lado.

¡Qué Binoche Anoche!
La primera homenajeada de la noche fue Juliette Binoche, presentada por Diego Peretti. Bajó saludando y con lindísimo flequillo (su vestido también tenía flequillo, pero en el ruedo. Muy chic). Hasta entonces, nadie sabía para qué había venido, salvo que se proyecta Caché, su último film. Pero ahí lo supimos. La traductora -a juzgar por el acento, una de aquellas francecillas que vienen a la Argentina a aprender tango y, por tener charme, consiguen algún lindo trabajito- desconocía el castellano. La primera frase de la chica de El paciente inglés, enjundiosa y social, fue reducida a "qué lindo que es estar en Mar del Plata", poco más o menos. La señora Binoche paró en seco y dijo "Je n'ai pas dit ça, absolutement!" (o sea: "Epa, nena: yo no dije nada, pero nada de eso, y no te hagás la zorra que te hago torta"...bueno, tampoco yo soy traductor, pero la intención era esa). De allí en adelante, la diva habló a toda velocidad de cosas importantes sobre el rol del actor en la sociedad sin darle pie a la así llamada "intérprete". Y se despidió con un "Gracias por el regalo, pero los actores nacemos para servir, no para ser servidos" y, con su mejor sonrisa de Place de la Concorde a las seis de la tarde en verano, dio media vuelta y se fue. ¡Otra que la Piaf cantando "Je m'en fou"! (que, en castellano mardelplato-traductorial significa "me importa un caramelo santo"). ¡Avantí, Morochá!
Escrito por El Bigote de Foro de Terra Argentina

Sueño de una noche de verano, pero a la costa del mar

JULIETTE BINOCHE en el Festival de Mar del Plata
"¿Vieron el film de Woody Allen "Todo lo que usted siempre quiso saber sobre sexo y nunca se atrevió a preguntar"? Bueno, aquí me tienen". Así se presentó ante los periodistas la actriz francesa Juliette Binoche, que junto con Susan Sarandon y Tim Robbins, es una de las figuras que en esta edición le da prestigio internacional al Festival de Cine de Mar del Plata. Suelta, cautivante, bella, verborrágica y divertida, la nominada al Oscar por su papel en "El paciente inglés" se despachó a gusto sobre el modo en que concibe la actuación y la función que debe cumplir el cine. Dijo, por ejemplo, que las películas no deben ser un pasatiempo. "Al contrario, tienen que hacernos dar cuenta de lo que somos día a día". Dijo también que un actor debe mantener la unión entre el cuerpo, la mente y las emociones para transformarse y transformar a la gente. Y habló de la apuesta que significa aceptar un papel en una película. Juliette Binoche brilló en "Blue" y en "La insoportable levedad del ser", pero también en "El paciente inglés" y en algunas películas norteamericanas como "Mary", el film de Abel Ferrara que se exhibe en el festival fuera de competencia. "No es una cuestión de cine europeo, cine norteamericano, cine polaco o cine japonés. No tiene relación con la lengua ni con el país. Tiene más que ver con mis elecciones, con el disparador que hace que mi alma funcione. Lo que me conecta con el guión, lo que me conecta con el director", explicó.
Según la actriz, cuando comenzó su carrera lo que quería era crear una manera de ver el trabajo como algo mucho más universal, y que se dio cuenta tempranamente que el idioma inglés iba a ser la herramienta principal para poder viajar y trabajar con libertad. Pero esa decisión tuvo su costo. "Los franceses de alguna manera a esto no lo entienden, porque son muy chauvinistas respecto de la cuestión del idioma. Pero para mí es una cuestión de libertad, de sentirme más libre. Así que hay una contradicción allí, por un lado me admiran pero por otro odian que hable en inglés". Ahora bien, ¿qué evalúa Juliette Binoche a la hora de aceptar un papel? "La elección tiene que ver con lo que me interesa, con la desnudez del alma. Yo creo que los actores somos como un libro abierto a través del cual uno puede leer, el mundo puede leer, y uno puede transmitir a ese mundo sensibilidad, sensatez... Es como una unión entre las emociones, la cabeza y el cuerpo. Un todo. Y esto hace que te transformes vos y que transformes a la gente. Por eso, cada película en la que actúo, tiene no sólo que cambiarme a mí sino también al público. Por eso son las temáticas que trato de elegir. Las películas no es que hacen olvidar al público, al contrario, tienen que hacernos dar cuenta de lo que somos día a día. El cómo y el dónde estamos". Pero no es sólo cuestión de análisis. La cosa es mucho más profunda, al menos para Binoche. Y tiene que ver con la intuición. "Es como una apuesta. En la vida uno elige, pero nunca sabe si la elección que hace va a estar bien o mal. Tiene que ver con un reconocimiento corporal. Yo, lo siento en el cuerpo, en las entrañas, es un reconocimiento físico que luego da lugar al reconocimiento mental de poder decidir". Entonces contó que una vez leyó un guión y desde la cabeza decidió que no iba a funcionar, pero la sensación que tuvo internamente, "en mis entrañas, era tan dolorosa, que sentí que estaba equivocada. Y acepté. Al final, la película no resultó buena (risas), pero tuve que hacerla para darme cuenta". Por último, se refirió a Abel Ferrara, director de films duros y oscuros como "Un maldito policía" y "El funeral", que en Mar del Plata estará presentando "Mary", donde Juliette Binoche interpreta a María Magdalena. "Me gusta Abel Ferrara porque está constantemente enfrentándose a sus lados oscuros. Creo que tiene mucho coraje en ese sentido. Lo que me gusta de él es que muestra sus debilidades. Me parece un tipo sumamente inteligente, que a veces actúa como un chico y a veces se lo ve perdido. Así que creo que exactamente esto que digo hizo que la relación funcionara perfectamente".
de rosariocine.com.ar

lunes, julio 24, 2006

Entrevista a Juliette Binoche, en el Festival internacional de Mar del Plata

"Yo me expongo: nunca trato de salvarme”

La actriz francesa analiza sus apariciones en las películas de Abel Ferrara (Mary) y Michael Haneke (Caché), recuerda su trayectoria desde Bleu a Los amantes del Pont Neuf y asegura: “No elijo por dinero”.

Juliette Binoche es una mujer fotogénica aun cuando no haya presentes cámaras en esta coqueta suite en la que se hospeda, en el Hotel Hermitage. Esta mujer, que espera paciente, relajada, es casi una confirmación de la imagen francesa para el mundo: cultiva una parsimonia, un control absoluto de gestualidad y palabras que –admitirá– se puso en crisis cuando filmó Mary con Abel Ferrara. Llegó a Mar del Plata para presentar ese film sobre una actriz comprometida en exceso con el texto de las Sagradas Escrituras que le toca interpretar en la ficción: como si se tratara de una caja de mamushkas, la propia Binoche hurgó en los Evangelios, se interesó por la figura de María Magdalena hasta sorprender al propio Ferrara con su recordación perfecta de los textos bíblicos. En Caché, de Michael Haneke, el tono varía: se trata de un thriller con crítica social en el que el género del terror (cuando una mujer y su familia son observados, incluso acosados por un desconocido) sirve como excusa para plantear una mirada crítica, revulsiva, sobre el corazón de la familia burguesa occidental. “Haneke tiene tendencia a controlar; hay que tener mucho coraje para trabajar con él. Fue muy difícil para mí porque yo amo mi libertad”, dice en la entrevista. Binoche mantiene su belleza etérea, la que la hacía “más que humana” en el film Bleu, de Krzysztof Kieslowski, aunque se niegue a pensar aquel calvario moderno como un germen de su actual performance religiosa en el film de Ferrara. “Ese era un camino personal, tal vez espiritual, pero nunca religioso” (sobre el vía crucis de una mujer ensimismada ante la muerte de su esposo y su hijita). La que habla es una de las máximas figuras de la pantalla francesa, una cara que se disputaron todos y se ganaron sólo los “auters” –dice–, los que le propusieron una mirada personal y no una línea seriada de producción de películas. Ella promociona su marca con el eslogan: “Saber elegir”.
–Ferrara quedó muy impresionado conmigo: yo sabía más que él sobre María Magdalena –recuerda–. Yo había leído el Evangelio, tenía una idea formada y quería aportar una visión femenina sobre esos textos.

–¿No fue Bleu su primera aproximación a la temática religiosa?

–¿Cómo puedes relacionar Bleu con la religión? No lo creo: Bleu se pregunta sobre la vida, sobre por qué estamos acá, sobre cómo sobrevivir cuando está todo quebrado. Quizás se lo pueda llevar al aspecto religioso, pero yo no lo haría.

–¿Qué cosas cambiaron en usted desde sus inicios?

–Creo que una se transforma y por eso estamos acá... Hay que empujarse en varias direcciones, en varias atmósferas.... Los actores tienen que servir, no limitarse a obtener premios, a recibir. El trabajo es ponerse en la posición de dar: ésa es mi idea de ser actor. Para mí, la recompensa es dar: cuando me olvido de mí siento la libertad que da pasar a través de mí. Es como una madre que da a un niño: actuar es eso. Es ser un receptáculo de sentimientos, sensaciones, de transformaciones. Actuar es una manera de mirar al interior del ser humano con una lupa.

Sexualmente inquietante en Una vez en la vida, de Louis Malle, asexuada en la propia Bleu o romántica en su heroína de El paciente inglés (la película de Anthony Minghella por la que ganó un Oscar), la Binoche asegura que no deja nada de sí misma en sus composiciones..., que no es bueno que un actor imprima a sus criaturas un sello personal. Desaparece –dice–, se evapora hasta adquirir la carnadura de un fantasma, como se la recuerda (pálida, ciega) en Los amantes del Pont Neuf, de Leos Carax. Ella es la actriz mitificada que le dijo que no a Steven Spielberg para filmar Jurassic Park, la que sigue repitiendo (ahora mismo, en la entrevista) que nunca tiene en cuenta la variable comercial, autoelevada a la categoría “artie” que –otra vez– refuerza la mitología de su cinematografía nacional. Sin embargo, no le gusta pensar sus reparos ante Hollywood, ante esas comedias americanas que le parecen “repugnantes” como un aporte más al enfrentamiento entre dos países, acrecentado después del 11/S. “Somos todos seres humanos, ¡y esto es cine! ¿De qué estamos hablando?”, ligeramente violentada, pero siempre en susurros. La mujer introspectiva de las películas, la que prolongaba silencios hasta la exasperación en la fantástica Bleu, la misma que cuando habla (en Chocolate, Mala sangre, La insoportable levedad del ser, entre otras de sus películas) lo hace bajito, “sensible”, estuvo, hace poco tiempo, dispuesta a dejar la actuación. Algo, en ella, parece vacilar continuamente... Ocurrió durante la filmación de Caché, que no fue una experiencia gozosa.

–Quise parar y fui a ver a mi profesor de teatro y le dije que sólo quería enseñar actuación. Me dijo: “No puedes salir de delante de cámaras; tenemos que verte”. Es como la vida: placer y sufrimiento. Yo nunca trato de salvarme: yo me expongo (insistente sobre su altruismo). Yo quiero dar –sigue–. Esa es mi elección. Y también la de elegir proyectos arriesgados. No elijo por dinero, no me guío por fines comerciales. Mis personajes están solos, y tal vez mis elecciones vayan a buscarlos así. Siempre estamos solos, así estemos acompañados. Cuando lo aceptan, surge la conexión con el otro.

–¿Su método de actuación?

–Lo mejor para actuar es observar, estar atentos a los detalles, ver otras vidas posibles... Recuerdo, por ejemplo, el trabajo con Ferrara. El se preguntaba cómo yo iba a trabajar. Le demostré que había investigado, que sabía sobre María Magdalena. Eso debía ser más fuerte que nuestras diferencias. Yo no tomo, soy ordenada; él bebe alcohol, es caótico. Ferrara se preguntaba cómo haría para trabajar con una mujer sin amantes, a la que no le gusta la bebida. Igualmente, dos veces fuimos a cenar y se quedó dormido durante la cena. Cada día era diferente: a veces improvisaba, otras veces repetíamos y cambiábamos la escena. Yo empezaba a decir el Evangelio y al final se conmovía. Entendía que un actor es mucho más de lo que parece.

–¿Qué espera de un director?

–Yo me puedo adaptar a la intención de control. Mi falencia era querer controlar y trabajé en contra de ese defecto. Empecé a ayudar, a relajarme, a aceptar que quieran controlarme. Si ponía demasiado de mí, al actuar, iba a perder frescura. No parecería viva. Tenía que ser neutra, abierta, y no querer saberlo todo.

–¿Cómo logra una relación tan intensa con la cámara?

–No creo que sea mi relación con la cámara: es lo que yo tengo adentro mío. Lo logro sin querer saberlo todo. Tengo el conocimiento de la escena que me toca, pero dejo que las cosas fluyan. Y la cámara puede atrapar ese estado. El equipo de trabajo, la manera en que me miran, también construye ese efecto. Se crea una intimidad aunque haya cientos de personas del otro lado de la cámara. Si no se logra una conexión con el director, no se transmite. Alguien con quien sí me pasó es con Minghella: acabo de volver a filmar con él (después de El paciente...), junto a Jude Law: me toca ser una joven de Bosnia que se relaciona con dos hombres al llegar a Londres. Viene de Sarajevo, donde era musicóloga, y tiene que emigrar y dedicarse a coser. Aparecen temas relacionados con la supervivencia y la emigración.

–¿Hubo un antes y después del Oscar?

–Algo fundamental no cambió: fue apenas algo lindo pero superficial. Es una entidad abstracta, no es tangible, construye fantasías en la imaginación de la gente. Siempre seguí siendo crítica de mí misma: a veces me gusto, otras veces ¡no! Pero en general no tengo remordimientos: eso disminuye al ser humano. A veces pienso que podría reaccionar de otra manera, pedir perdón para aspirar a la reconciliación y la transformación. Pero me hago cargo de mis decisiones.

–En su carrera no abunda la comedia...

–En este momento quiero empezar a hacer más comedias pero no las típicas americanas. Me imagino en una comedia como La guerra de los Roses, con esa fuerza, fuera de lo común, irónica, ese estilo me identifica.

–Usted logró condensar “la imagen del dolor...”

–Hay que exprimir el dolor que uno ha vivido para expresarlo ante el mundo. Pero aunque no lo crean soy una persona bastante alegre, casi feliz. Me gusta la comedia romántica, no tan empalagosa como la norteamericana que me da ganas de vomitar.... Eso sí, la mayoría de las veces, no sé por qué razón, las comedias me hacen llorar.


Por Julian Gorodischer desde Mar del Plata
para Página 12 en su edición dominical

Juliette Binoche, un revê français...

Juliette Binoche, que el pasado 24 de marzo ganó el Oscar a la mejor actriz secundaria en El paciente inglés, cosecha, con treinta y tres años, el fruto de una carrera ejercida con exigencia, y donde figuran tanto audaces obras de autor como grandes éxitos populares, que la convierten en una actriz unánimemente apreciada.
Fue la gran sorpresa de la 69 ceremonia de los Oscars. Y tal vez para la interesada más aún que para los observadores. Treinta y siete años después del Oscar de Simone Signoret, Hollywood ha galardonado a Juliette Binoche por su papel en El paciente inglés del británico Anthony Minghella*, gran protagonista de la velada con nada menos que nueve Oscars, entre ellos el de la mejor película del año 1997. La victoria de Juliette es todavía más destacada teniendo en cuenta que en esta categoría figuraba la gran Lauren Bacall -su primera nominación- y que parecía ser la favorita.

Tras el Oscar por su papel en El paciente inglés, Juliette Binoche ha recibido igualmente el premio de interpretación de la Academia Británica de las Artes Cinematográficas y Televisuales.
Totalmente estupefacta y sin intentar ocultar su alegría al recibir la estatuilla dorada, Juliette Binoche rindió homenaje con una espontaneidad conmovedora a Lauren Bacall, a quien buscó con la mirada en la sala, antes de confesar y estallar en una carcajada y con un inglés fluido: "estoy tan conmovida. Es como un sueño. ¡Debe ser un sueño francés!" Y esto es, en efecto, lo que parece encarnar para los directores extranjeros que ya han apostado por ella. Pues no es ésta la primera interpretación en inglés de Juliette, que es una de las pocas actrices francesas de relevancia internacional.
Comparada por la prensa americana por su trabajo en El paciente inglés con la Ingrid Bergman de Por quien doblan las campanas, Juliette Binoche no sólo debe su éxito fuera de nuestras fronteras a su dominio del inglés. Su inteligente y sensible comprensión de los papeles, la profundidad y sutileza de su interpretación, su capacidad para comunicar la emoción inmediata, su sencillez entre grave y liviana, su carácter voluntarioso e independiente, la convierten en una actriz aparte.

Combativa y frágil a la vez

"No vivo para el placer, sino para buscar, evolucionar, conocer, cuestionarme". Sus decisiones han estado guiadas efectivamente por una fuerte exigencia interior que la condujo a renunciar a Parque Jurásico de Spielberg, para afrontar el papel de una mujer que pierde a su marido y a su hijita en un accidente de coche en Azul (1993) del polaco Krysztof Kieslowski, la misma exigencia que la decidió a abandonar el rodaje de la película sobre Lucie Aubrac -miembro de la resistencia francesa-(1996) de Claude Berri, por no compartir la visión del personaje ni los métodos de trabajo.

Juliette Binoche en El paciente inglés del británico Anthony Minghella.

Pues Juliette estima que "el trabajo de un actor, es ser", y ¿cómo conseguirlo sin construir su papel (ensayó durante quince días antes del rodaje de El paciente inglés), sin poder hablar de ello con el director? Aunque demasiado lúcida como para confundir sus papeles con su propia vida, Juliette Binoche tiene un deseo, testarudo tal vez, de comprender a sus personajes en profundidad, de ir a su encuentro arriesgándose física y psicológicamente como en Los amantes del Pont Neuf (1991) de Léos Carax, una obra de un romanticismo negro, un proyecto un tanto loco en el que participó durante dos años.
Sus cualidades de intérprete, que ya habían premiado el Festival de Venecia por su papel en Azul -que le valió asimismo en Francia un César- y el Festival de Berlín por su interpretación en El paciente inglés, alcanzan toda su amplitud en este fresco novelesco, donde se cruza el drama colectivo e íntimo de cinco personas cuya vida se ve trastornada por la Segunda Guerra Mundial.
Papeles de "superviviente"

El director pensó inmediatamente en ella para interpretar a Hana, esa enfermera canadiense herida por la muerte de su amante que recobra las ganas de vivir junto a une misterioso oficial, totalmente quemado y amnésico, y del que se ocupará a pesar de las sospechas que pesan sobre él.
Marcada por papeles dramáticos, acostumbrada a "rozar " la muerte y el dolor que interpreta con toda la templanza de la interiorización, Juliette Binoche insiste hoy en su preferencia por los personajes "supervivientes" tanto en la pantalla como en la vida real, y en sus ganas de vivir.
Hay que reconocer que nuestra Juliette "nacional" parece tener auténtica predisposición para la felicidad. Estas últimas semanas -y desde hace unos años para los que la observan atentamente-, ha mostrado en la tele y en las portadas de las revistas un rostro radiante, visiblemente feliz de haber encontrado un equilibrio personal de mujer y de madre, que protege celosamente de las indiscreciones de los medios de comunicación.
Su naturalidad pícara, risueña y jueguetona, su carácter intuitivo y salvaje -que la acerca a los niños y a la naturaleza-, así como su generosidad alegre, su atención hacia los demás y su inquebrantable fuerza vital han quedado patentes en El paciente inglés.

En Azul (1993) de K. Kieslowski que le valió la Copa Volpi en el Festival de Venecia.
Juliette confesó igualmente lo contenta que estaba por haber podido interpretar un sentimiento inédito, la "compasión", ya que está acostumbrada a encarnar la pasión -física junto a Jeremy Irons en Fatal de Louis Malle (1992); trágica y romántica en La insoportable levedad del ser de Philip Kaufmann (1987), o Mala sangre (1986) de Léos Carax. El personaje de Hana, lleno de coraje e independencia, aparece como un contrapunto sereno de la pasión devastadora que viven el "paciente inglés", interpretado por Ralph Fiennes, y Katherine, a quien da vida Kristine Scott Thomas, la inolvidable y fascinante esposa compartida por dos hombres.
Ni del todo la misma, ni completamente diferente, Juliette Binoche parece no haber conservado más que lo mejor de sus antiguos personajes, de los que siempre sale reforzada, enriquecida, engrandecida. Así, la mujer entera, infantil y obstinada que es la joven Teresa, enamorada celosa de un hombre mujeriego interpretado por Daniel Day Lewis en La insoportable levedad del ser; la mujer afligida y solitaria que consigue sobrevivir al dolor en Azul; la orgullosa, enérgica y sensual Paulina de Théus de El húsar en el tejado; la bailarina antojadiza, atrevida e impulsiva de Un diván en Nueva York; la artista absoluta y radical de la pintora vagabunda de Los amantes del Pont Neuf. Al final de El paciente inglés la vemos dispuesta a comenzar de nuevo, reconciliada con ella misma y con la vida, luminosa.
Anne Rapin
*Adaptada de la novela de Michael Ondaatje

Referencias

El húsar en el tejado (1995) de Jean-Paul Rappeneau.
Formada en el Teatro del Conservatorio de París -tras haber dudado entre la pintura y el arte dramático- Juliette Binoche se dio a conocer en Je vous salue Marie de Jean-Luc Godard en 1983. André Téchiné le confía su primer auténtico papel en Rendez-vous (1985) cuando tiene 20 años. Durante los años siguientes comparte su vida y su carrera con el director Léos Carax, con quien rueda Mala sangre (1986) y Los amantes del Pont Neuf (1991). Tras Azul (1993) de Krysztof Kieslowski, El húsar en el tejado (1995) de Jean-Paul Rappeneau, Un diván en Nueva York (1995) de Chantal Ackerman, con William Hurt, y El paciente inglés (1996), Juliette Binoche trabajará probablemente en la próxima película de André Téchiné.

Label France La Revista
Ministerio de Asuntos Exteriores del Gobierno de Francia
http://www.diplomatie.gouv.fr/

Biografía de Wikipedia, los padres los agregué yo...

Nació en París el 9 de marzo de 1964. Es hija de un director de teatro y escultor, Jean Marie Binoche, y de una actriz, Monique Stalens. Realizó sus estudios de interpretación en la Escuela de Arte Dramático de París y, tras su graduación, se inició en el teatro. Su debut en el cine fue a los 20 años, en el film Les Nanas (1984).
Un año después el director Jean Luc Godard, le dio la oportunidad de protagonizar la película Yo te saludo, María (Je vous salue, Marie, 1985) haciendo de Virgen María. Aunque la fama internacional le llegaría en su próximo film, Apasionados (Rendez-vous, 1985), protagonizándolo junto a Lambert Wilson.
Tras este film vinieron Malasangre (Mauvais sang, 1986), de Leos Carax, haciendo una excelente actuación y Los amantes del Pont-Neuf (Les amants du Pont.-Neuf,1991), del mismo director. La insoportable levedad del ser (The Unbearable Lightness of Being, 1988), de Philip Kaufman y cuatro años después interpretó Una vez en la vida (Damage, 1992), junto a Jeremy Irons, y coprotagonizó con Ralph Fiennes Cumbres borrascosas (Wuthering Heights, 1992).
Posteriormente, trabajó en la famosa trilogía de los colores del polaco Krzysztof Kieslowski. Fue protagonista de Blue (Trois couleurs: Bleu, 1993) y apareció en papeles en Rouge (Trois couleurs: Rouge, 1994) y Blanc (Trois couleurs: Blanc, 1994).
Fue galardonada con un Oscar de Hollywood por su interpretación en El paciente inglés (The English Patient, 1996), de nuevo junto a Ralph Fiennes.
Le siguen Un diván en Nueva York (Un divan a New York, 1996), junto a William Hurt, Téchiné en Alice et Martin (1998) y Los amantes del siglo (Les Enfants du siecle), en la cual interpreta a la polémica escritora George Sand.
Fue nominada nuevamente al Oscar por Chocolat (2000, interpretada junto a Johnny Depp).
Juliette nunca se ha casado aunque tiene dos hijos. Un niño con Andre Halle y una niña con el actor francés Benoit Magimel, con quien vive actualmente. Se la relacionó sentimentalmente con el Director Leos Carax, y vivió un tiempo con el también actor Olivier Martinez.
Según Wikipedia

domingo, julio 23, 2006

La Casita de la Binoche

Me encanta Juliette Binoche desde que la vi en la película Cumbres Borrascosas. No sé si me dejé llevar por la fuerza del personaje de Kathy o con su histriónica manera de hacernos creer a las mujeres que podemos ser eternamente amadas por un Hearthcliff apasionado. La cuestión es que pasé de mi total indiferencia por la Binoche a la definición de que la Juli era una de las más grandes actrices del mundo y que no sólo pertenecía al sueño francés del que tanto hablaban cuando la mencionaban sino también al nuestro, al sueño de los que sabemos distinguir a los buenos artistas y a los grandes seres humanos.
Mi intención al crear este blog es compilar todo el material que hay en la web sobre ella, notas que me parezcan interesantes y mis propias ideas sacadas de algún rinconcito de mis recuerdos binochéticos.