Un atormentado personaje le exige renunciar a su imagen glamorosa. Así y todo, tiene éxito.
Una de las actrices favoritas de Kieslowsky, la que compartió sets de filmación con actores como Daniel Day-Lewis, Jeremy Irons y Ralph Fiennes -la misma que hoy cumple 34 años- decidió dejar de lado el glamour del cine por unos meses. Desde principios de enero, Juliette Binoche se retiró de las calles de la fama para ensayar Desnuda, de Luigi Pirandello, que actualmente se ofrece en el Almeida, un pequeño teatro en Londres donde cobra solamente 1.500 dólares al mes.Cuando le ofrecieron el papel en octubre del año pasado, Binoche sabía poco acerca del Almeida. Anthony Minghella (director de El paciente inglés, filme por el que la actriz obtuvo el Oscar como mejor actriz de reparto) le había contado que las producciones allí eran muy buenas, y decidió aceptar. El dinero no era, obviamente, lo que la atrajo.Ralph Fiennes jugó un papel importante en la reputación del Almeida, al que considera el teatro más interesante de Londres. Allí hizo un Hamlet y en 1997 actuó en Ivanov. Además de Binoche, en este mes Liam Neeson actuará en El beso de Judas y en abril Kevin Spacey estará en The Iceman Cometh.En Desnuda, que dirige Jonathan Kent (uno de los pocos directores amados por los actores), el personaje de Binoche es Ercilia, una enfermera despedida tras la muerte del niño a quien cuidaba. Cuatro hombres proyectan en ella sus fantasías. Un anciano novelista, Ludovico, que le ofrece refugio después de perder su trabajo, un periodista, ex prometido de Ercilia, y el empleador que la despidió. Ercilia es un personaje extraño, nunca se sabe si dice la verdad o no; a veces parece la víctima, y otras, una destructora. Para la actriz existe cierta conexión entre Ercilia y su personaje en Una vez en la vida; dijo que son como hermanas, las dos están pasando por una transición interna.En sus declaraciones reconoció que, para ella, Desnuda es un viaje interno, un cuestionamiento a uno mismo. Ercilia no soporta las mentiras porque ya ha tocado fondo. Siempre hay un momento en el que uno tiene que enfrentarse a sí mismo y la mejor manera es quitarse la máscara y seguir, aunque adelante esté la muerte.Binoche no ha actuado en teatro por 10 años y su primera preocupación fue que el tiempo de ensayo en el Almeida era corto: solamente cuatro semanas mientras que en Francia se acostumbra un mínimo de seis. Además, Ercilia habla mucho, y a Binoche eso no le gusta: Para mí es más fácil estar callada, dijo.La obra se estrenó el 12 de febrero y desde entonces el teatro se llena todos los días. Las entradas están agotadas hasta la última función, el 28 de este mes. Para los que no consiguieron, la única esperanza es ir al teatro a las 9, por si hay devoluciones para la matiné, o volver a las 18 y esperar por devoluciones de último momento.Binoche contó que le gusta ser dirigida por ingleses porque trabajan más de cerca con los actores. Todos los días nos sentamos y compartimos ideas y sensaciones sobre los personajes. En Francia, en cambio, los directores dicen que quieren que todo sea espontáneo y por eso mantienen la distancia.Su concepción de los ingleses ha cambiado mucho en el último año. Ahora los ve más cálidos y hasta he visto gente besándose en la mejilla, aunque puede ser siempre mi imaginación. Cuando recibió su BAFTA (British Academy Film and Television Award) en 1997, por su actuación en El paciente inglés, dijo llorando que siempre había pensado que los ingleses la odiaban. Prueba de lo equivocada que estaba es que los críticos son más que generosos con ella al punto de perdonarle que hable inglés con acento estadounidense.Desde que ganó el Oscar, Hollywood ha intentado atraerla sin éxito. Se sabe que rechazó a Spielberg y a Elia Kazan. Para Binoche ese tipo de trabajo es poco interesante, porque en Hollywood se hace cine para ganar dinero o para que a la gente le guste, no como acto creativo. Para mí elegir tiene que ver con algo interno, una elección real acerca de quién querés ser y en quién querés convertirte, qué es lo que querés compartir con los otros.Y Binoche nunca quiso compartir información sobre su vida privada. A pesar de saberse de relaciones amorosas con los coprotagonistas Daniel Day-Lewis y Olivier Martínez, además de una relación de años con Leos Carax, la identidad del padre de su hijo de cuatro años es un secreto bien guardado. Es famosa su firmeza en no responder preguntas que no quiere.A fines de los ochenta, directamente dejó de dar entrevistas y hoy, si las da, es -admite- porque si es un trabajo público, tengo que aceptar lo requiere de mí. Y me pide más humildad. Pienso que si uno no toma riesgos no toca a la gente.De todas formas, da respuestas breves, lo menos íntimas posible hasta el punto de negarse a responder, por ejemplo, si todavía vive en las afueras de París. Si le preguntan qué es lo que hace cuando no trabaja, su respuesta es siempre la misma: Vivir! ¿No es eso suficiente?. Si le preguntan en qué encuentra placer, ella responde que, cuando puede, le gusta llevar a su hijo a la escuela.¿Y cómo le explica a su hijo cuando tiene que irse de viaje por trabajo? Simplemente, le dice que ella es como las azafatas, que se van de viaje por unos días y luego vuelven. Yo soy una azafata en un avión que es la obra o la película en la que estoy trabajando, y allí le sirvo a la gente. Eso es lo que soy, una azafata!.
María Quevedo. Londres Especial
Fotografía de Corbis
Diario Clarín 09 de marzo 1998
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