miércoles, julio 26, 2006

Juliette Binoche ya pasea por la Argentina

Estuvo tres días en el mismo hotel en el que, en otro piso, se alojaban los U2. Sin contacto alguno con la prensa desde su llegada, la actriz mas deslumbrante del cine francés de los últimos años del siglo XX y los que van del XXI, marchó ayer a El Calafate, para el jueves estar presente, blanca y radiante como es su costumbre, en la fiesta inaugural del 21º Festival Internacional de Cine de Mar del Plata.
En la muestra se verán dos de sus últimos trabajos. En la sección oficial, pero fuera de competencia, se presenta la polémica "Mary", de Abel Ferrara, y en Punto de Vista, "Escondido" ("Cache"), un thriller del austríaco Michael Haneke.
En la primera, Binoche compone a una actriz que debe interpretar a la María Magdalena de las Sagradas Escrituras, para terminar comprometiéndose con el personaje, hasta confundirse con él.
En la segunda encarna a una mujer que al igual que su marido (en la ficción Daniel Auteuil) y sus hijos, son observados por un amenazante desconocido.

En diálogo con LA NACION, la estrella del cine francés, que cuando le tocó competir por un Oscar de Hollywood pudo ganarle nada menos que a Laureen Bacall (en 1996 por su papel en "El paciente inglés"), confesó su pasión por aceptar únicamente esas propuestas con las que se siente profundamente vinculada.
Impecable como pocas mujeres del mundo del espectáculo (cumple 42 el mismo día en que comienza el festival y los disimula más que bien), de mirada tan profunda como transparente, acredita una de las filmografías más sólidas del cine internacional actual.

Binoche, protagonista de spots publicitarios de marcas como Ferrero Rocher y Lancôme, ha trabajado a las órdenes de importantes directores, como Jean-Luc Godard, Jacques Doillon, André Téchiné, Leos Carax ("Mala sangre" y "Los amantes de Pont Neuf"), Jean-Jacques Annaud ("La insoportable levedad del ser"), Louis Malle ("Una vez en la vida"), la trilogía de los colores de Krzysztof Kieslowsky, Jean-Paul Rappeneau, Patrice Leconte, Lasse Hallström ("Chocolate"), y John Boorman, entre otros. En 2000, en Broadway encabezó el elenco de "Traición de amor", de Harold Pinter.

-¿Es cierto que es la actriz mejor cotizada del cine francés actual?

-No es cierto, todo depende de la película. La prensa usa títulos sensacionalistas para vender más ejemplares, y los repiten una y otra vez.

-Pero cuando la llaman para proponerle un trabajo, ¿puede ser la más cara?

-No, creo que no.

-¿De qué depende que acepte un papel o no?

-No tengo una respuesta exacta. Es una combinación, de magia, de milagros, de confianza, algo así como enamorarme del proyecto y del director, no para casarme con él (sonríe), de lo que ese director quiere decir en su obra. Tiene que ser algo íntimo, que al espectador le parezca auténtico en todo momento, que pueda llegarle a la gente en todos los países del mundo. A veces uno acepta un papel y no sabe por qué; a veces ese personaje aparece en el momento exacto y se convierte en un espejo de la gente, otras no.

-Su carrera es una combinación de arte, a veces con algo de industria, pero incluso cuando aparece esta segunda impronta, el arte sigue teniendo primer plano?

-Mis películas siempre están relacionadas con el arte, aunque uno no sabe si después van a tener repercusión en el público. Un ejemplo es "Chocolate", que comenzó como un proyecto muy pequeño y terminó siendo un éxito de taquilla, o "El paciente inglés", que terminó ganando nueve Oscar. Para mí, el principal motivo para hacer cine no es el dinero, sino qué es lo que puedo dar a ese proyecto.

-¿Es cierto que Steven Spielberg le propuso el personaje femenino de "Jurassic Park" y usted lo dejó pasar?

-Sí.

-¿Por qué no aceptó?

-Kieslowski me propuso hacer "Blue".

-¿Cree que hizo lo correcto?

-Creo que mi intuición fue buena. Generalmente sigo a mi intuición, y no me equivoco. Si Spielberg quiere que trabaje en una película de dinosaurios creo que tengo suficiente motivo para dudar.

-¿Cómo se dio el encuentro con Abel Ferrara?

-Me lo presentó un argentino, el productor Fernando Sulichin. Conocía la vida de María Magdalena porque hace diez años me habían propuesto componerla en otro proyecto, y estaba bastante interesada. Leí el guión y descubrí algunas modificaciones. Cuando me encontré con Ferrara, se sorprendió por mi conocimiento del personaje. Creo que eso lo conmovió, y lo terminó de convencer que era la actriz que estaba buscando.

-Hace dos décadas participó de "Yo te saludo, María" y ahora de "Mary", los dos polémicos por abordar temas vinculados con la religión, desde una mirada para nada convencional. ¿Cómo se lleva con la fe?

-Cuando hice la película con Godard era muy joven, y no sabía muy bien qué ocurría en la película hasta que la vi terminada. Fue solamente la idea de poder trabajar con Godard lo que me entusiasmó. Ahora, con "Mary", la cosa es totalmente diferente. He investigado en el Evangelio y para hacerlo necesito espiritualidad. El Evangelio no es uno solo. En cuanto a si soy religiosa, si no tuviese espiritualidad, me moriría. Sin embargo, a veces también es bueno sentir que no existe nada, que hay como cierta nada que rodea el todo, porque creo que hay demasiados credos y hay demasiadas palabras que dicen una cosa, mientras que las acciones no condicen con aquéllas. Quizá de ahí viene mi necesidad de creer.

-¿En el caso de "Mary"?

-Lo interesante, en "Mary" es que da una visión femenina de los Evangelios, a partir de una mujer que fue testigo calificada de la existencia de Jesús. Hasta ahora, la mirada a los Evangelios ha sido siempre masculina. Tenía la necesidad de mostrarle al mundo este punto de vista femenino. En cuanto a miradas, no es cuestión solamente de masculino o de femenino, sino un compendio de ambas. Para la mujer es buscar el lado masculino, y para el hombre, el lado femenino del personaje, la única forma de recrear a un ser humano completo.

-En muchos de sus films hay una aguda observación de los personajes femeninos. ¿Es una elección personal?

-El director es un testigo de lo que ve. No es que te manipula para que seas de cierta manera. Uno le da su impronta al personaje y el director deja que eso suceda. El director te invita a participar de ese mundo, te invita a un intercambio y si uno desea compartir, todo va bien. Es un lugar de creación. Es muy gratificante cuando el director te toma por sorpresa y te empuja para animarte a ir por más, convencido de que podés hacerlo, pero no ocurre con frecuencia.

-Hasta ahora no la han encasillado en un único tipo de personaje?

-Me resisto.

Foro Argentina País Maravilloso y Diario La Nación.

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